lunes, 28 de julio de 2008

Él había perdido un botón y a ella le sobraban alfileres en las muñecas.
Hace tiempo que no oían como la ciudad pasaba veloz frente a su ventana.
Hace tiempo que deseaban escuchar el mar una vez más, pero ninguno de los dos recordaba como pronunciar día de sol o arena entre los dedos.
Y quizás el único sentimiento que ahora tienen en común,
Es sentirse solos,
Como si llevaran fotos de desconocidos en sus billeteras.
Él aún la amaba,
Pero lo había olvidado,
Cuando lo recordaba le daban ganas de invitarla a pasear por las plazas
Darle de comer a las palomas,
Y ofrecerle chocolates en una caja de bombones.
Pero desde aquél día,
Ella no ha vuelto a hablar,
Aprendió a bordar su nombre en las bufandas de lana,
A coser sus lágrimas en pañuelos de seda
Y él tuvo que cargar con la nostalgia de no terminar de conocerla.

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